Descalza, casi desnuda, desnutrida de cuerpo y espíritu, Helena ve pasar por última vez la procesión infinita de almas dolientes que ruegan al Santo gastado una ayuda que nunca llegará.
"Los pobres no estudian", resuenan las palabras vacías en el eco del silencio.
Sentada en el cordón de la vereda, Helena ve pasar la hilera infinita de caminantes mientras espera su turno para sumarse a la marcha. Resuena firme, bravo, seguro el eco de los manifestantes entre los rascacielos de la ciudad.
"Soy pobre y estudio en la Universidad Pública", dice su pancarta.
viernes, 8 de junio de 2018
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